La mitad del mundo, Ecuador

Hoy visité la mitad del mundo.
Mi opcion era tomar transporte público en el paradero: El Tejar.
Al llegar me percaté de lo popular del lugar y harto comercio ambulante, mas que en la parte turistica.
En el rato, bastante largo, que esperé el bus. Un niño escolar que acompañaba a su mamá, quedó a cargo de las frutas que vendían a 1 dolar, gritando: mandariiiinas a 1 dolar, vestido con su uniforme escolar de la escuela Mejia.
Al rato llegaron 3 hombres ebrios, que al parecer hacían una parada de su "parranda". Los miré con miedo, los miré con juicio de la hora...

Uno de ellos dijo: "te debe amar porque te beso en los labios"
El otro respondió: " le pegué, para que se alejara"
Los volví a mirar, ahora distinto, los sentí aplastados por el alcohol que vuelve más calidas las exigencias sociales. Aplastados por vidas que saben de competencia, de violencia ya sea fisica o esa que rasguña toda la existencia.

Pensé en esas vidas donde el amor duele, donde el amor es violento y precario desde el bienestar...

Al subir al bus, muuuchos vendedores uno tras otro. Varios de ellos venezolanos que estan buscando un mejor pasar en otro país.
El cuarto que subió tenia unos ojos un tanto alegres y esbozaba una sonrisa mientras hablaba. Me emocionó su fuerza y bondadosa expresion.

Agradecí todo lo que he tenido y que hé recibido: el amor, las oportunidades, las perspectivas y la graaaan fortuna de por ejemplo, decidir viajar. Volví a emocionarme por el amor, la educación. Porque si bien he visto la tristeza y la maldad. La balanza se inclina mucho más hacia la belleza, lo amoroso, alegre y esperanzador...

La señora sentada a mi lado me comenzó a hablar acerca de UNASUR y la comunicación de los pueblos sudamericanos.
Sobre el buen presidente que habían tenido hace unos años atrás en el Ecuador, donde instauró la salud gratis, siendo ésta la de mejor calidad del país. Y bueno, tambien la educación era gratuita.
Ese mismo gobierno que mejoró carreteras, para mejorar los trayectos de su pueblo para mejorar la comunicación...

Nos bajamos juntas del bus, le agradecí su conversa y el placer que había sido platicar con ella, le pregunté su nombre, a lo que me respondió: ESPERANZA

Hoy visité la mitad del mundo... y luego de toooodo ello que ví, creo que finalmente la mitad del mundo es justamente eso, la mitad del trayecto hacia un mundo mejor, menos aplastante, mas amoroso, mas respetuoso.
Y tal como se llamaba mi compañera de asiento, esa, esa es mi esperanza...





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